Es el primer gran acontecimiento en la vida de niños, un momento de unión familiar y de profundo sentido espiritual. En estas fotos guardo no solo el rito, sino también el calor de los abrazos, las caricias suaves y las emociones sinceras de los seres queridos.
La cobertura tipo reportaje me permite transmitir la atmósfera real de ese día – desde los nervios previos hasta la alegría de la celebración después.
Son imágenes que, con el tiempo, se vuelven un recuerdo familiar invaluable.